jueves, 10 de mayo de 2007

TABORCILLO: La Isla de John Wayne


El Legendario Oeste en Panamá

Por: Octavio Cogley
ocogley@gmail.com
No se trata de una película del lejano oeste o “Western”, ni mucho menos de un show de esos del “Wild Wild West”, que ocasionalmente viajan por el mundo haciendo sus presentaciones del sitio donde famosos pistoleros se batían a tiros en la costa oeste de EE.UU. La isla de Taborcillo, en el oceáno Pacífico Panameño, que otrora fuera propiedad del ya fallecido famoso actor John Wayne (1907-1979), se ha convertido en el verdadero escenario de ese legendario oeste, donde el turista puede vivir reminiscencias de esa época del cine de Hollywood, con un héroe como John Wayne con sus dos pistolas, enfrentándose a tiros a un grupo de bandidos o bien conduciendo un rebaño de ganado a través de extensas tierras plagadas de tribus de indios hostiles o de venenosas cascabeles. Aunque pocos lo saben, el famoso actor tuvo socios panameños y le gustaba parrandear en Panamá, lo que motivó su interés por este país. Taborcillo es una encantada isla panameña a sólo 40 minutos de la ciudad capital en lancha y a unos 15 minutos de la población de Punta Chame. En ella, Ralph Huebner, fundador de la Editorial Suiza “Who is Who”, ha creado un concepto especial del legendario oeste con la conservación de la naturaleza, manteniendo intacta la isla, incluso hasta con los arboles de mango que fueron sembrados por el propio “Duke”, sobrenombre por el cual era conocido la estrella del celuloide.
En el centro de la isla, preservando su flora y fauna, se ha hecho una réplica de un poblado del oeste, “John Wayne City”, con la oficina del Sheriff y sus celdas carcelarias, la oficina del correos, un museo, un rancho de tiro, una iglesia y cabañas al estilo de las presentadas en la películas que protagonizaba el famoso actor estadounidense. La panorámica también incluye una aldea de indígenas norteamericanos con los “tipis” o carpas indígenas que utilizaban las tribus Sioux, Comanches, Navajos, Cherokees y Pieles Rojas como sus viviendas.
Una maravillosa variedad de fauna se encuentra en Taborcillo, que ha sido declarado Santuario de Aves, donde majestuosos pelícanos hacen continuas demostraciones de sus habilidades de pesca. Iguanas verdes y negras cruzan los senderos y grandes tortugas marinas sometidas a un programa de protección, pueden ser vistas con un poco de suerte, y durante ciertas épocas del año, desovan en las blancas arenas de esta isla.
Este paraíso del pacífico panameño no es un lugar para aburrirse: hay mucho que hacer. El personal que atiende viste la indumentaria del oeste y el visitante puede encontrarse en su recorrido con una serie de actividades que complementan su estadía. Bañarse en las cristalinas aguas que bordean la isla, tomar el sol sobre blancas arenas o contemplar el mar desde un rancho a orillas de una bella playa pueden ser de su agrado. Una piscina de agua dulce enmarcada en un bello paisaje, para el que gusta de la natación, cancha de tenis, kajaks, veleros y bananas son parte de la diversión que ofrece Taborcillo. Igualmente, quien gusta practicar deportes como el baloncesto o el fútbol de playa puede hacerlo, es un sitio donde los anfitriones le muestran al visitante la amplia gama de actividades que se ofrecen, empezando con un recorrido en lancha alrededor de la isla o a galope, como lo hacía John Wayne en sus películas. Quien esté interesado en visitar este paraíso ecológico panameño, puede dirigirse a Taborcillo por la vía marítima desde el Club de Yates y Pesca de Panamá en un viaje en lancha con una duración de entre 30 y 50 minutos, o bien desplazarse por la vía interamericana hacia el interior del país, tomar la ruta hacia Punta Chame y justamente frente a la Escuela Pública de la comunidad se encuentran las instalaciones de Taborcillo, que ellos llaman “casa en tierra firme”. También se puede consultar a su sitio web:
www.isla-taborcillo.com
Lo más importante es que no hay que ir a Hollywood para conocer y disfrutar de un ambiente del oeste en la isla que fuera de John Wayne, en el paradisiaco pacífico panameño.

miércoles, 9 de mayo de 2007

El Cristo Negro de Portobelo


Patrimonio Mundial y hogar del Cristo Negro

Por Octavio Cogley
ocogley@gmail.com

EL CRISTO NEGRO

Turismo Religioso
Cada año el 21 de octubre, miles de feligreses visitan la población del caribe panameño Portobelo, para rendir veneración al Cristo Negro, el Santo Patrono de esta joya colonial que guarda una gran riqueza histórica en una pequeña extensión territorial. La imagen del Cristo llegó a Portobelo el 21 de octubre de 1658, pero las historias sobre su llegada son diversas.


El turismo religioso es una de las alternativas que ofrece Panamá y Portobelo lo combina excelentemente con la arquitectura colonial y la riqueza ecológica que rodea el área, declarada Parque Nacional con una extensión de 35 mil 929 hectáreas.
DECLARADO PATRIMONIO MUNDIAL POR LA UNESCO
Es una pequeña población declarada también Patrimonio Mundial por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), localizada frente a una bella bahía, que impresionó a Cristobal Colón en su cuarto viaje. El gran navegante, conquistador del nuevo mundo impactado por su belleza, bautizó el puerto natural con el nombre de Portobelo, en 1502. La población en sí, fue fundada por D. Francisco Valverde y Mercado el 20 de mayo de 1597, bajo el nombre de San Felipe de Portobelo. En la época colonial Portobelo fue el gran bazar de Las Américas, donde se celebraban las famosas ferias, donde convergían los comerciantes de las colonias españolas de América y de Europa. Las riquezas que traían los españoles de suramérica, específicamente del Perú llegaban a Portobelo tras atravesar el istmo de Panamá por el Camino de Cruces y el Río Chagres.
ENTRE FUERTES Y CAÑONES
Hoy el visitante llega a Portobelo y puede ubicarse en ese ambiente colonial, porque esta población mantiene sus rasgos arquitectónicos que le dieron origen y de esas vetustas edificaciones pueden contemplarse los cañones de la época. El Fuerte de San Fernando, La Trinchera, El Fuerte de Santiago y el Castillo de San Felipe del Morro se conservan desafiando el tiempo. Atrás quedaron los piratas y corsarios que atacaron Portobelo.
Henry Morgan como parte de esa historia de saqueos, y los restos del famoso Sir Francis Drake, cuyas osamentas, fueron puestas en una caja de hierro y lanzadas a las profundidades del mar, para que ni siquiera su espíritu pudiera escapar, son parte de esa riqueza cultural. Ahí, cerca de donde fue arrojado el famoso filibustero, se yergue en la magnificencia del paisaje de este rincón del Caribe Panameño, el Peñón de Drake.
LA ADUANA DE PORTOBELO
La aduana es uno de los sitios de obligada visita en Portobelo. Hoy alberga un moderno museo, que cuenta la historia de lo que en la colonia fue. Modernos equipos audiovisuales presentan historias que ilustran al visitante. Se pueden observar artículos que han sido encontrados en el área y réplicas de la época que muestran al turista una variedad de objetos que se utilizaban en las actividades de la aduana, que fue construida entre 1630 y 1634. Este edificio que luce restaurado sirvió como almacén, oficina fiscal, depósito de las cajas reales y residencia del gobernador y de los oficiales de la corona española.

EL MUSEO DEL CRISTO NEGRO
En la iglesia San Juan de Dios, cuya construcción data del siglo XVII, está localizado el museo del Cristo Negro. Allí se exhiben algunos vestidos del Cristo confeccionados entre los siglos XVII y XVIII. Es un lugar que no se puede dejar de visitar cuando se está en Portobelo. Los vestidos que se pueden observar, engalanaron en algún momento al Cristo Negro y entre ellos se encuentran algunos donados por devotos del Santo, pero también se pueden contemplar los que le dejaron, el famoso sonero puertorriqueño, Ismael Rivera (qepd) y los destacados campeones mundiales panameños, Ismael laguna y Roberto Durán.

LOS PORTOBELEÑOS, EXCELENTES ANFITRIONES
En fin, una combinación de historia, de ecología y de religiosidad, convierten a Portobelo en un destino obligado, ya sea para contemplar la figura del milagroso Cristo Negro o para relacionarse con esa historia que convive cinco siglos después, con gente que al ritmo de sus bailes congos, siempre saben ser excelentes anfitriones: Los Portobeleños.

domingo, 6 de mayo de 2007

COIBA: UNA ISLA ENCANTADA


El Paraíso más grande del Pacífico Americano.
1. Vista panorámica de la isla.
2. Humedales de la isla formados por árboles de mangle.
3. La hermosa islita Granito de Oro.


Texto: Octavio Cogley
Email: ocogley@gmail.com




Eran las 10:00 de la mañana de un sábado cualquiera, con un grupo de amigos en Santiago de Veraguas organizábamos un viaje a la mítica isla de Coiba. Entonces, poca gente mostraba interés por visitar la mayor de las islas de Panamá y del océano Pacífico americano, en total un territorio de 493 kilómetros cuadrados. Quizás el motivo era que Coiba era una especie de Alcatraz, la famosa cárcel de los EE.UU. localizada cerca de San Francisco, California. Esta idea era así, ya que ahí iban a parar los condenados a penas máximas por la justicia local. Eso desde el siglo pasado, cuando en 1922 el Presidente de la República, Belisario Porras, creó el Centro Penitenciario de Coiba, esto ayudó en gran parte, a que la isla se conservara como un tesoro oculto y albergara el arrecife más grande del océano Pacífico americano (135 hectáreas, en Bahía Damas).
PREPARE SU EQUIPO DE BUCEO
Organizada la primera parte de nuestra expedición a Coiba, solicitarnos los permisos correspondientes en las oficinas del Instituto de Recursos Naturales Renovables (INRENARE), hoy la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), en Santiago, donde también se nos ofreció el hospedaje. Éramos sólo tres aventureros: Joaquín, Faustino y yo. Nos preparamos para el viaje y zarpamos del Puerto del Bongo de Montijo el sábado siguiente a las 5:00 de la mañana en una pequeña lancha. Nos equipamos con comida suficiente, para los cuatro días que pernoctaríamos allá, llevamos cobijas, nuestros equipos de “snorkel” para buceo en aguas poco profundas y lo que se requiere para una aventura de este tipo.
SE VEN MUCHAS ISLAS Y SE PASA FRENTE A LA FAMOSA PLAYA SANTA CATALINA
Bajando la corriente del río San Pedro, donde está el Bongo, el cauce se fue haciendo más ancho. En el trayecto avistamos el puerto más conocido de Veraguas, Puerto Mutis, rápidamente pasamos las islas Verde, Leones, Gobernadora, hasta que avistamos Cébaco, localizada frente a aquella famosa playa Santa Catalina, la séptima en el circuito internacional del deporte del Surf. Ahí, en una zona conocida como Punta Brava, entre tierra firme, la isla de Cébaco y también la isla Santa Catalina, se forman las grandes olas, que son corridas por los aficionados al Surfing. En Cébaco se localiza una playa muy vistosa llamada Galeta Cayman.
BAHÍA HONDA, ERA VISITADA POR TEODORO ROOSEVELT
Continuamos bordeando la costa veragüense hasta llegar a un plácido lugar, que los científicos lo han denominado como otro mar, Bahía Honda y que en su época, sirvió como sitio para vacacionar, al Presidente de EE.UU., Teodoro Roosevelt, y como lugar de pesca de madre perlas en tiempos en que Panamá era parte de la Corona Española. Ahí también, según residentes del área se guarecían submarinos de la marina de EE.UU., ya que es una bahía de alto calado. La entrada a este lugar es impresionante; aguas claras, mucha vegetación y en fin otro de los bellos paisajes de nuestro Panamá. Por algo Mick Jagger, la estrella del famoso e histórico grupo de Rock, los Rolling Stones, se ha interesado en Bahía Onda y periódicamente visita este lugar, por lo que se le ha visto en Panamá.
HAY DONDE HOSPEDARSE
Desde Bahía Honda, con buen tiempo, se avista la isla de Coiba localizada a 20 millas náuticas, inmensa, como otro continente. En pocos minutos llegamos y fuimos recibidos por personal de la ANAM y por científicos investigadores españoles que por varios años han estudiado la flora, fauna y el mar que bordea la isla. Nos hospedamos en un sitio que otrora era un hotel que había sido dado en concesión por el gobierno militar a un ciudadano estadounidense de origen iraní y cuya concesión le fue revocada tras vencer el contrato, durante los tiempos del gobierno militar del General Manuel Antonio Noriega.
GRANITO DE ORO, ISLA QUE HECHIZA
Según informaciones que logramos, este lugar que hoy día sirve como base a la estación biológica de la ANAM, anteriormente se llamó Club Pacífico y era un exclusivo sitio donde vacacionaban turistas y profesionales nacionales y extranjeros, aficionados a la Pesca. A un kilómetro de este lugar estaba anclada una lujosa embarcación llamada Coiba Explorer, que desde EE.UU. y desde Europa traían turistas a estos lares. Al día siguiente de nuestro arribo visitamos una de las maravillas que se pueden avistar en los paradisiacos parajes de Coiba; se trata de una pequeña isla de nos más de 3 mil metros cuadrados, Granito de Oro, una formación coralina de aguas cristalinas y poco profundas, cuyo color blanco conmueve al visitante. Granito de Oro por su belleza en la superficie y sobre todo, en los arrecifes que la bordean, que dan la impresión de un gran jardín de colores, por sus corales vivos, es un verdadero paraíso terrenal.
COIBA, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD
Las aguas de Coiba tienen la particularidad de estar siempre claras, por estar distantes a tierra firme y a la suciedad que arrastran los ríos, incluso se tornan de un color turquesa. Esta isla que ha sido declarada por la Organización de las Naciones Unidas para la Ciencia y la Cultura (UNESCO), como Patrimonio de la Humanidad en conjunto con el parque que la rodea del mismo nombre, es poseedora del mayor arrecife coralino del pacífico americano, es una de las mayores superficies marinas protegidas en el mundo, en total abarca un promedio de 270,125 hectáreas de las cuales 53,528 corresponden a unas 30 islas e islotes y 216,543 hectáreas que forman la parte marina.
RICA EN BIODIVERSIDAD
En esas áreas protegidas han sido identificadas 69 especies de peces marinos, 12 equinodermos, 45 especies de moluscos y 13 de crustáceos. Igualmente, se encuentran otros animales de gran belleza como la colaespina de Coiba, venados, conejos, la guacamaya roja, iguanas, ñeques y el mono aullador entre otros.
En ciertas épocas del año se pueden contemplar en sus costas, las ballenas yubartas o jorobadas, orcas y el tiburón ballena, así como los delfines moteados y el nariz de botella, y algunas otras especies de tiburones, tortugas marinas y mantas.
Más del 90% de la isla permanece virgen, cubierto de espeso verdor, con grandes árboles. Cuenta con dos miradores localizados en el cerro Santa Cruz y cerro la Torre, pero su punto más alto es el cerro San Juan que alcanza una altitud de 405 metros. Otras de las islas más conocidas del archipiélago son Pájaro, Canal de Afuera, Ranchería o Coibita, Jicarón y Jicarita. Posee un sendero marino conocido como Boca Grande y varios ríos distribuidos a lo largo y ancho de la isla.
NUEVAS ESPECIES DESCUBIERTAS
El descubrimiento más reciente, lo realizó durante el pasado mes de marzo, un grupo de científicos del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales quienes descubrieron nuevos organismos marinos, incluyendo unos pequeños gusanos aplanados, que se reproducen entre los huevos de cangrejos.
Las organizaciones involucradas en los temas relacionados con la isla esperan que los datos recopilados contribuyan a desarrollar el innovador plan de manejo de este Patrimonio Natural de la Humanidad.
LA ILUSIÓN DE UN PRONTO RETORNO
Así tras cuatro días en esta asombrosa isla retornamos a Santiago, pero en nuestro pensamiento perdura la ilusión de un pronto retorno. Quien quiera visitar Coiba, tendrá que asesorarse en las instalaciones de la ANAM, buscar en Puerto Mutis, Montijo o el Bongo a algún propietario de lanchas que los traslade a la isla, o bien esperar alguna de esas esporádicas excursiones que se organizan en Panamá, ya que no hay ningún sistema de transporte organizado.
Los veragüenses tienen sus esperanzas puestas en el futuro de este paraíso tropical, que de lograr un desarrollo controlado y sostenible, generará empleos y riqueza para los residentes de esta empobrecida área del país.

Centro de Visitantes de Miraflores







    MUSEO INTERACTIVO

  Un recorrido por el Canal de Panamá
    Por: Octavio Cogley
Email: ocogley@gmail.com

Un museo del siglo XXI, ese el Centro de Visitantes de Miraflores. Es la puerta de entrada para el turista que visita el Canal de Panamá. Allí tiene la oportunidad de la relacionarse con la historia, la ecología y la operación de la famosa vía interoceánica que ha servido por casi un siglo, desde el 15 agosto de 1914, a la comunicación y al transporte marítimo mundial.
Es un centro donde se educa a grandes y pequeños mostrando los componentes de esta gran obra de la ingeniería moderna. Todos los días un gran número de visitantes se concentran en estas instalaciones, que abre sus puertas a las 9:00 a.m. y las cierra a las 5:00 p.m., aunque el trabajo en el canal no se suspende, ya que labora las 24 horas del día y los 365 días del año.
Son cuatro salas de exhibición con que cuenta el Centro de Visitantes de Miraflores. En la primera, dedicada a la historia del Canal, se pueden apreciar objetos, fotografías y un ambiente interactivo que nos ubican en aquellos momentos en que se iniciaba la construcción de la gran vía, que hoy día, cuando faltan pocos años para que cumpla un siglo desde su inauguración, tiene la responsabilidad de mover un 5 por ciento del comercio mundial.
En la segunda sala, el visitante tiene la oportunidad de compenetrarse con la flora y fauna, apreciando la gran biodiversidad que involucran las tierras que circundan el canal y sobre todo hace énfasis en la importancia del agua, que es la principal fuente de existencia del graso que conecta los mares, Atlántico y Pacífico.
En la tercera sala, bautizada como el canal en acción, se muestra de forma amena el funcionamiento, la operación y los componentes técnicos que hacen operativo el Canal de Panamá. El visitante puede incluso, tomar el mando de un simulador y conducir un barco a través de una de las esclusas.
Y para completar la visita, se tiene la opción de asistir a la moderna sala donde se proyecta una película, que narra un viaje completo, en una animación a través de la ruta que une los mares. Una vez concluida esta parte de la visita, se pueden degustar las exquisitas comidas del restaurante del lugar, que cuenta con un balcón, desde donde se observa a pocos metros los barcos, mientras atraviesan la esclusa. Y para concluir una tienda de “souvenirs” le espera con atractivas y pintorescas ofertas decoradas con motivos del Canal de Panamá.

martes, 1 de mayo de 2007

EL CANAL DE PANAMÁ






LA RUTA OBLIGADA PARA EL COMERCIO MUNDIAL






Por: Octavio Cogley
ocogley@gmail.com
Un Canal para todo el mundo
Ya casi llega a sus 100 años y aún continúa en la mirada del mundo. Cuando en el año 2014 el Canal de Panamá cumpla su centenario, todo el planeta estará contemplando la majestuosidad de esta maravilla de la ingeniería. Para ese año el canal mostrará una nueva cara, porque posiblemente ya estén concluidos los trabajos de ampliación, con un tercer juego de esclusas. Recientemente, el 22 de octubre pasado, los panameños decidieron por medio de un referéndum la modernización de su canal interoceánico, obra que costará $5,250 millones de dólares americanos.
Punto de interés para quienes visitan Panamá
El Canal de Panamá inaugurado el 15 de agosto de 1914, con la travesía del vapor Ancón, es el paso obligado de un cinco por ciento del comercio mundial entre los océanos pacifico y atlántico. Hoy día esta ruta marítima de América representa el punto de mayor interés para quienes visitan la moderna ciudad de Panamá. El paso de los grandes barcos Panamax, que cargan hasta 4,500 contenedores puede ser observado a pocos metros en cualquiera de sus tres esclusas, Miraflores y Pedro Miguel (área Pacífica) y Gatún (área Atlántica), aunque a partir del 2014, quienes tengan la oportunidad de estar en uno de estos lugares, podrán presenciar la navegación de los nuevos megabarcos Postpanamax, que tendrán capacidad de hasta 12,000 contenedores.
No olvide visitar Miraflores
Actualmente miles de turistas se dan cita a diario en el Centro de Visitantes de Miraflores, donde un museo temático muestra la historia, la flora y fauna; y los aspectos operativos del Canal de Panamá. En este lugar cómodamente se puede observar el paso de los barcos y toda la operación que involucra la travesía. El canal de Panamá tiene una longitud de 80 kilómetros, que son recorridos por un barco en un promedio de tiempo que ronda entre las 8 y 10 horas. Las esclusas actuales, que son una especie de escalones hidráulicos miden 33.53 metros de ancho por 304.8 metros de largo. Los barcos más grandes que transitan por el canal presentan dimensiones de 294.13 metros de largo por 32.31 metros de ancho y un calado máximo de 12.04 metros.
Cruceros Atraviesan el Canal de Panamá
Entre los meses de septiembre y mayo, numerosos cruceros atraviesan esta importante vía llevando turistas a importantes destinos, tanto de Panamá como de países vecinos. Son cruceros que en su mayoría provienen de Norte América y Europa, aunque recientemente fue inaugurada una línea local de cruceros que cubre las rutas caribeñas entre Cartagena (Colombia), Colón (Panamá); y San Andrés y Providencia (Colombia).
Un canal con más capacidad y eficiencia
El tercer juego de esclusas, cuya construcción iniciará en el 2,007 manejará buques de hasta 12,000 contenedores y sus cámaras medirán 427 metros de largo por 55 de ancho con una profundidad de 18.3 metros. El nuevo sistema permitirá la reutilización del agua, con un 7 por ciento menos que el volumen utilizado por las esclusas actuales. La proyección contempla continuar atendiendo la demanda más allá del año 2025 y mientras se realiza la construcción de las nuevas esclusas, las actuales continuarán funcionando normalmente.
La más importante ruta marítima de las Américas
En fin, el Canal de Panamá, esa obra soñada desde 1534 por el Rey Carlos V de España, iniciada por los franceses encabezados por el Conde Ferdinand De Lesseps en 1880 y culminada por los Estados Unidos en 1914, sigue brindando las oportunidades de desarrollo al mundo, manejado eficientemente por los panameños que tras la firma de los tratados Torrijos-Carter de 1977 entre Panamá y Estados Unidos, recibieron en 1999 la administración total de la más importante ruta marítima de las Américas.

Florida, EE.UU. y el Canal de Panamá

UN CANAL DE PANAMÁ POR LA FLORIDA

Hay que resaltar la importancia de que un museo destaque el liderazgo que mantiene el Canal de Panamá como ruta vital del comercio marítimo mundial
Octavio Cogley
ocogley@gmail.com
Hace algún tiempo tuve la oportunidad de conocer el Museo del Canal de Panamá, centro histórico-artístico fundado en la ciudad de Seminole, Florida, por un grupo de ex empleados de la vía acuática de la época de la antigua Zona del Canal.
LA ERA ESTADOUNIDENSE
El museo cubre la historia de la ruta transístmica desde el período colonial español hasta la devolución de la totalidad de la importante obra canalera con la firma de los tratados Torrijos-Carter entre Panamá y Estados Unidos. El tema principal de la exhibición es la llamada “Era americana del Canal”, a través de cientos de fotografías, libros, mapas, maquetas y objetos históricos que muestran las vivencias de los trabajadores canaleros conocidos como zonians.
El edificio del museo también sirve de sede a la Sociedad del Canal de Panamá, organización que aglutina a varios miles de zonians, una gran cantidad de nacionalidad panameña por haber nacido en este territorio.
MANUEL AMADOR GUERRERO Y THEODORE ROOSEVELT
Los directivos del museo emitieron sendas medallas de plata y bronce en conmemoración no solo de los 100 años de la república de Panamá, sino también de la firma del tratado del Canal de Panamá, pacto que permitió la construcción de la vía interoceánica. Las medallas están acuñadas con las imágenes del primer presidente panameño, Dr. Manuel Amador Guerrero, y del entonces presidente de Estados Unidos, Theodore Roosevelt.
TIENDA CON ARTESANIAS PANAMEÑAS
Al visitar el museo, los visitantes pueden recorrer las salas existentes para conocer una parte importante de la historia del istmo. La colección del museo se enriquece constantemente a través de personas interesadas en preservar la historia, quienes donan artículos relacionados con un período de la historia común de panameños y estadounidenses. El recorrido por el museo termina en una pequeña tienda de recuerdos, en su mayoría artículos panameños como molas, chaquiras, piezas de tagua, libros y postales de Panamá, que tienen buena acogida entre los visitantes.
RUTA DEL COMERCIO MUNDIAL
Antes de terminar, hay que resaltar la importancia de que un museo destaque el liderazgo que mantiene el Canal de Panamá como ruta vital del comercio marítimo mundial, lo mismo que aspectos positivos de la república de Panamá que ha mantenido el compromiso de operar la vía como una empresa de calidad mundial.
CERCA DE LAS PRINCIPALES CIUDADES DE LA FLORIDA
Seminole, donde se estableció el Museo del Canal de Panamá, es una ciudad ubicada a unas tres horas de Miami, a pocos minutos de Tampa-San Petersburgo y a casi una hora de Orlando. En estas áreas viven varios miles de jubilados estadounidenses del Canal de Panamá, quienes, al igual que sus descendientes, recuerdan con afecto la época en que llamaron hogar a un pequeño estrecho de tierra tropical, caliente, pero acogedor, en el istmo que une los dos grandes bloques del continente americano.