Convivencia
con la naturaleza
Fotos y texto: Octavio Cogley
Email: ocogley@gmail.com
En Panamá a diferencia de otros países, la
convivencia de los indígenas con la naturaleza no se ha trastocado. Más de 300
mil individuos componen la población nativa de este pequeño país,
geográficamente centroamericano, históricamente sudamericano, culturalmente
caribeño y con una gran relación con el mundo, especialmente con Estados Unidos,
por lo que significó la presencia norteamericana de más de 100 años, desde la
construcción del Canal interoceánico hasta su devolución a los panameños el 31
de diciembre de 1999.
Panamá es un crisol de razas, donde conviven
ciudadanos de todos los continentes y donde aún en algunas zonas se conserva el estilo de vida
que se tenía en América antes de la conquista europea. Pese a todas las influencias del mundo moderno, los grupos autóctonos mantienen sus
tradiciones y costumbres.
Si usted amigo lector, piensa visitar Panamá, sea
testigo de esta realidad. No deje de dar una vuelta por una de las tantas
poblaciones indígenas de este país, que ha sabido mantener los escenarios
naturales de encantos ecológicos, mezclados con una forma de vida que muestra
una riqueza cultural escondida a los lados de grandes y pequeños ríos o de
importantes lagos.
Aquí en un país moderno, a pocos kilómetros, se puede visitar
alguna de las variadas aldeas indígenas donde residen grupos que difieren en
sus rasgos físicos, culturales y hasta en sus dialectos. Los indígenas
panameños viven en comarcas legalmente constituidas (Kuna Yala, Emberá-Wounaan,
Madugandí, Ngöbe Buglé y Wargandí).
En un recorrido a través del lago Alajuela, localizado a unos 45
minutos del centro de la capital panameña está la comunidad Emberá de Parará
Purú, formada por no más de 100 habitantes, que han sabido cosechar parte de la
riqueza que esta generando el turismo. Ahí cada día llegan más turistas,
principalmente de Europa y de Norteamérica.
Los indígenas encabezados por sus
propias autoridades representados por el Nokó (jefe) brindan a los visitantes
una cordial bienvenida, les presentan su folklore, le ofrecen un recorrido por
senderos en medio de la selva tropical o bien les venden sus artesanías
confeccionadas con excelentes estándares de calidad. Se destacan las artesanías
elaboradas con la semilla de tagua, mejor conocida como "el marfil vegetal", las
canastas fabricadas con fibras de plantas extraídas de las montañas o las
esculturas de animales labradas en madera del árbol nazareno o del cocobolo.
A pesar de mostrar esa cara natural, la población de Parará Purú tiene
condiciones para que el visitante de sienta cómodo. Recientemente con el apoyo
de la Embajada de Estados Unidos en Panamá, la comunidad inauguró modernos
servicios higiénicos, un acueducto de agua potable y un sistema de alumbrado de
sus viviendas con energía solar. Todo esto sin perder su fisonomía de una
comunidad indígena, donde aún los residentes visten la indumentaria tradicional
de su etnia. No se pierda esta visita, en Panamá agencias de turismo y guías
expertos, le ayudarán a vivir esta aventura.
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