domingo, 19 de agosto de 2012

Panamá


LAS CARAS DE la Ciudad



LAS CINCO CARAS DE PANAMA

Panamá, capital de la República de Panamá, es una creciente y próspera urbe comercial, financiera y recreativa donde el visitante no demora mucho en sentirse como en su propia casa. La ciudad se extiende unos 10 kilómetros a lo largo del Océano Pacífico, a un lado de la entrada del Canal de Panamá y rodeada por grandes extensiones de selvas tropicales protegidas. Es una ciudad orientada al servicio y la diversión, con una población multicultural de más de un millón de habitantes que viven en paz y armonía. También es una ciudad que tiene cinco caras; y el visitante puede disfrutarlas todas, por el precio de una.

PANAMA VIEJO
La primera cara es la más antigua, Panamá Viejo, localizada a pocos minutos del centro bancario y comercial. Fue fundada en un pequeño villorrio indígena por los conquistadores españoles, el 15 de agosto de 1519, poco después del descubrimiento del Pacífico. En poco tiempo se convirtió en el centro de acopio y distribución de riquezas de las colonias españolas, hasta que en 1671 piratas ingleses la saquearon e incendiaron.
Hoy, las ruinas de Panamá Viejo se levantan orgullosas como testigos mudos de un pasado espléndido. Un patronato privado trabaja para restaurar y mantener las antiguas estructuras coloniales, y entre las ruinas suele presentarse espectáculos artísticos variados y se ofrecen giras.
Luego del saqueo pirata, Panamá fue traslada a una pequeña península 8 kilómetros al oeste, y se construyó una enorme muralla alrededor, parte de la cual todavía se aprecia, junto con los cañones que defendían la ciudad. Es la segunda cara de la ciudad, San Felipe, también conocida como el Casco Antiguo, cuyos edificios y plazas históricas han sido restaurados para albergar comercios y centros de esparcimiento. Sobre la muralla se encuentra el tranquilo Paseo de las Bóvedas y a un lado está la Plazade Francia, cuyas paredes narran la fallida construcción del canal francés en el siglo 19. La plaza está rodeada de antiguos calabozos españoles, pero ahora alojan una galería de arte y un restaurante francés.




SAN FELIPE O CASCO VIEJO DE LA CIUDAD
En el Casco Antiguo el visitante encuentra museos de arte religioso y colonial; la antigua Iglesia Catedral; el Museo del Canal Interoceánico, construido en el edificio de la primera compañía del canal francés; y la Iglesia de San José, con su altar de oro, hermosa pieza de arte religioso que escapó del saqueo.


CAPITAL MODERNA Y COSMOPOLITA
Con el paso de los años, Panamá atravesó las murallas del Casco Antiguo para convertirse en una de las capitales más modernas y cosmopolitas de la región. Es la tercera cara de la ciudad, donde lo moderno se confunde con la naturaleza. A pocos minutos del centro se levanta el Parque Natural Metropolitano, de 265 hectáreas, con senderos que permiten al visitante internarse en una verdadera selva tropical, a poca distancia de su hotel.

INFLUENCIA ANGLOSAJONA
En la antigua Zona del Canal de Panamá, que se extendía cinco millas a cada lado de la vía acuática, se observan los antiguos poblados de empleados canaleros y las bases militares de los Estados Unidos, territorios y propiedades incorporadas totalmente a la economía panameña desde 1999. Son construcciones que nos muestran la cuarta cara de la ciudad, con una arquitectura anglosajona heredada de la presencia de sureños estadounidenses en este territorio.

UN ROSTRO DEL CARIBE
Finalmente la ciudad muestra en algunos de sus puntos, una quinta cara al estilo caribeño, rostro puesto por los inmigrantes de Las Antillas que llegaron aquí para trabajar en la construcción de la gran vía interoceánica. También puede verse un poco de influencia francesa y asiática en algunas construcciones ubicadas sobre todo en el área vieja de la ciudad.


CIUDAD IDEAL PARA IR DE COMPRAS
En esta acogedora urbe la forma más práctica y barata de trasladarse dentro y fuera de la ciudad es en taxi. En un día cualquiera, después del desayuno, el visitante puede admirar la ciudad y la entrada del canal desde la cima del Cerro Ancón, para luego hacer compras en la cercana peatonal de la Avenida Central.Panamá es una ciudad ideal para hacer compras, como lo evidencian los miles de vecinos de Centro y Suramérica que aprovechan las ofertas permanentes de los centros comerciales panameños. Modernos y de fácil acceso, en los centros comerciales se consiguen productos y artículos de todas partes del mundo, más baratos que en los mismos lugares donde se fabrican.




TODO CERCA DE USTED
El itinerario puede incluir una parada para almorzar en una esquina del siglo 18 en el Casco Antiguo, o en una acogedora marina de yates en Amador. Para luego recorrer una selva tropical y visitar una milenaria tribu indígena. Y después cenar en un lujoso restaurante a orillas del Río Chagres donde desemboca en el canal. Panamá tiene la reputación de ser una de las ciudades con mayor variedad gastronómica de la región y a precios bastante razonables. Para demostrarlo, más de 250 restaurantes abren hasta altas horas, o permanecen abiertos, todos los días para satisfacer los gustos más exigentes.
Luego de la cena viene la diversión y en Panamá las noches suelen extenderse, sin mucha preocupación, hasta el día siguiente. Centros nocturnos para todo tipo de entretenimiento, desde juegos para niños, veladas familiares o románticas.

HOTELES PARA TODOS LOS GUSTOS
Prueba del auge turístico experimentado en Panamá en la última década es la creciente presencia de la mayoría de las cadenas hoteleras de prestigio mundial. Igualmente, el visitante encuentra alojamiento para todos los presupuestos, en especial en los nuevos hostales familiares abiertos en agradables áreas residenciales en medio de la ciudad.
Ya sea historia, diversión o compras, las cinco caras de Panamá tienen mucho que ofrecer a todos los visitantes, pero sobre todo, de la tradicional y abundante hospitalidad y alegría del panameño.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Panamá: Parará Purú

Convivencia con la naturaleza
Fotos y texto: Octavio Cogley
Email: ocogley@gmail.com





En Panamá a diferencia de otros países, la convivencia de los indígenas con la naturaleza no se ha trastocado. Más de 300 mil individuos componen la población nativa de este pequeño país, geográficamente centroamericano, históricamente sudamericano, culturalmente caribeño y con una gran relación con el mundo, especialmente con Estados Unidos, por lo que significó la presencia norteamericana de más de 100 años, desde la construcción del Canal interoceánico hasta su devolución a los panameños el 31 de diciembre de 1999. 

Panamá es un crisol de razas, donde conviven ciudadanos de todos los continentes y donde aún en algunas zonas se conserva el estilo de vida que se tenía en América antes de la conquista europea. Pese a todas las influencias del mundo moderno, los grupos autóctonos mantienen sus tradiciones y costumbres. 

Si usted amigo lector, piensa visitar Panamá, sea testigo de esta realidad. No deje de dar una vuelta por una de las tantas poblaciones indígenas de este país, que ha sabido mantener los escenarios naturales de encantos ecológicos, mezclados con una forma de vida que muestra una riqueza cultural escondida a los lados de grandes y pequeños ríos o de importantes lagos. 

Aquí en un país moderno, a pocos kilómetros, se puede visitar alguna de las variadas aldeas indígenas donde residen grupos que difieren en sus rasgos físicos, culturales y hasta en sus dialectos. Los indígenas panameños viven en comarcas legalmente constituidas (Kuna Yala, Emberá-Wounaan, Madugandí, Ngöbe Buglé y Wargandí).
En un recorrido a través del lago Alajuela, localizado a unos 45 minutos del centro de la capital panameña está la comunidad Emberá de Parará Purú, formada por no más de 100 habitantes, que han sabido cosechar parte de la riqueza que esta generando el turismo. Ahí cada día llegan más turistas, principalmente de Europa y de Norteamérica. 

Los indígenas encabezados por sus propias autoridades representados por el Nokó (jefe) brindan a los visitantes una cordial bienvenida, les presentan su folklore, le ofrecen un recorrido por senderos en medio de la selva tropical o bien les venden sus artesanías confeccionadas con excelentes estándares de calidad. Se destacan las artesanías elaboradas con la semilla de tagua, mejor conocida como "el marfil vegetal", las canastas fabricadas con fibras de plantas extraídas de las montañas o las esculturas de animales labradas en madera del árbol nazareno o del cocobolo.

A pesar de mostrar esa cara natural, la población de Parará Purú tiene condiciones para que el visitante de sienta cómodo. Recientemente con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos en Panamá, la comunidad inauguró modernos servicios higiénicos, un acueducto de agua potable y un sistema de alumbrado de sus viviendas con energía solar. Todo esto sin perder su fisonomía de una comunidad indígena, donde aún los residentes visten la indumentaria tradicional de su etnia. No se pierda esta visita, en Panamá agencias de turismo y guías expertos, le ayudarán a vivir esta aventura.